Comentario de texto de un fragmento del acto II de La casa de Bernarda Alba / Federico García Lorca.


La casa de Bernarda Alba / Federico García Lorca.

(Se oyen unos campanillos lejanos, como a través de varios muros.)
Magdalena: Son los hombres que vuelven al trabajo.
La Poncia: Hace un minuto dieron las tres.
Martirio: ¡Con este sol!
Adela: (Sentándose) ¡Ay, quién pudiera salir también a los campos!
Magdalena: (Sentándose) ¡Cada clase tiene que hacer lo suyo!
Martirio: (Sentándose) ¡Así es!
Amelia: (Sentándose) ¡Ay!
La Poncia: No hay alegría como la de los campos en esta época. Ayer de mañana llegaron los segadores. Cuarenta o cincuenta buenos mozos.
Magdalena: ¿De dónde son este año?
La Poncia: De muy lejos. Vinieron de los montes. ¡Alegres! ¡Como árboles quemados! ¡Dando voces y arrojando piedras! Anoche llegó al pueblo una mujer vestida de lentejuelas y que bailaba con un acordeón, y quince de ellos la contrataron para llevársela al olivar. Yo los vi de lejos. El que la contrataba era un muchacho de ojos verdes, apretado como una gavilla de trigo.
Amelia: ¿Es eso cierto?
Adela: ¡Pero es posible!
La Poncia: Hace años vino otra de éstas y yo misma di dinero a mi hijo mayor para que fuera. Los hombres necesitan estas cosas.
Adela: Se les perdona todo.
Amelia: Nacer mujer es el mayor castigo.
Magdalena: Y ni nuestros ojos siquiera nos pertenecen.
(Se oye un canto lejano que se va acercando.)
La Poncia: Son ellos. Traen unos cantos preciosos.
Amelia: Ahora salen a segar.
Coro:
 Ya salen los segadores
en busca de las espigas;
se llevan los corazones
de las muchachas que miran.
(Se oyen panderos y carrañacas. Pausa. Todas oyen en un silencio traspasado por el sol.)
Amelia: ¡Y no les importa el calor!
Martirio: Siegan entre llamaradas.
Adela: Me gustaría segar para ir y venir. Así se olvida lo que nos muerde.
Martirio: ¿Qué tienes tú que olvidar?
Adela: Cada una sabe sus cosas.
Martirio: (Profunda.) ¡Cada una!
La Poncia: ¡Callar! ¡Callar!
Coro: (Muy lejano.)
 Abrir puertas y ventanas
las que vivís en el pueblo;
el segador pide rosas
para adornar su sombrero.
La Poncia: ¡Qué canto!
Martirio: (Con nostalgia.)
Abrir puertas y ventanas
las que vivís en el pueblo...
Adela: (Con pasión.)
... el segador pide rosas
para adornar su sombrero.
(Se va alejando el cantar.)
La Poncia: Ahora dan la vuelta a la esquina.
Adela: Vamos a verlos por la ventana de mi cuarto.
La Poncia: Tened cuidado con no entreabrirla mucho, porque son capaces de dar un empujón para ver quién mira.
(Se van las tres. Martirio queda sentada en la silla baja con la cabeza entre las manos.)



COMENTARIO DE TEXTO DE UN FRAGMENTO DEL SEGUNDO ACTO DE LA CASA DE BERNARDA ALBA.
RESUMEN.
Las hijas de Bernarda están sentadas cosiendo a las tres de la tarde cuando oyen cantar a unos segadores que salen a trabajar al campo. Poncia les informa de dónde proceden este año, de que son cuarenta y cómo están quemados por el sol. Además, les cuenta cómo la noche pasada un grupo de ellos contrató a una muchacha para llevarla al olivar. Al oír esto, las chicas se escandalizan y reniegan de su condición de mujer; sin embargo, la criada justifica el proceder de los hombres. Al pasar los segadores por su casa, las mujeres repiten los versos que vienen cantando y sienten admiración por su forma de vida, especialmente Adela, que expresa el deseo de libertad para poder salir de la casa y olvidar sus problemas. Ante lo cual Martirio salta acuciándola para que diga lo que le pasa.

ESTRUCTURA
(Externa) El texto es un fragmento en prosa y verso de La casa de Bernarda Alba. Los versos pertenecen a las coplas que canta el coro de segadores. Se trata de dos coplas; es decir, versos de arte menor octosílabos con rima en asonancia los pares.
El discurso que predomina es el diálogo y pequeñas descripciones en las acotaciones: (Se oyen unos campanillos lejanos, como a través de varios muros.)
(Interna) Nos encontramos con una sola escena: no hay entradas ni salidas de personajes. En los diálogos se desarrollan los siguientes temas:
1/8 Se sitúa temporalmente la acción: a pleno sol del verano, a las tres de la tarde, cuando los segadores se dirigen a trabajar.
9/22 Poncia informa las hermanas de quiénes son los segadores de ese año y de lo procaces que son con las mujeres y cómo un grupo de ellos contrató a una chica para llevársela a un olivar. Las chicas se escandalizan y reniegan de su condición de mujer.
23/55 Las hermanas entonan algunos versos de la canción de los segadores; al mismo tiempo expresan el anhelo o las preocupaciones de cada una, especialmente Adela.

TEMA.
El deseo de libertad de las hijas de Bernarda Alba al ver lo alegres que van los segadores a trabajar.

ACTITUD E INTENCIONALIDAD DEL AUTOR.
En esta escena, situada al comienzo del segundo acto, Lorca refleja el deseo de libertad de las hijas de Bernarda, especialmente de Adela, a la que no le importaría compartir con los segadores sus tareas con tal de salir de la obscuridad de la casa a la luz cegadora del exterior.
Por otra parte, Lorca muestra la represión sexual de las mujeres comparándola con la libertad total de los segadores, que Poncia describe eróticamente.
Por la forma de plantear estos temas, la actitud de Lorca es subjetiva ya que se muestra muy sensible a los sentimientos y preocupaciones de las mujeres que ven que no se les permite conductas que a los hombres se perdonan. Los segadores pueden contratar los servicios de una mujer; Adela no podrá enamorarse, ni ser la amante de Pepe el Romano.
La intención de este fragmento es similar al de toda la obra. Lorca quiere concienciar a los espectadores sobre la discriminación de las mujeres. Esto lo hace a través de una obra literaria en la que este mensaje se esconde en el desarrollo argumental representado.
El contraste entre la vida de las hermanas (las mujeres) y la de los segadores (hombres), se manifiesta con enunciados exclamativos en los que predomina la función expresiva del lenguaje:
Adela: (Sentándose) ¡Ay, quién pudiera salir también a los campos!
Magdalena: (Sentándose) ¡Cada clase tiene que hacer lo suyo!
Martirio: (Sentándose) ¡Así es!
Amelia: (Sentándose) ¡Ay!
Como obra literaria, Lorca utiliza un lenguaje poético con numerosas figuras literarias. Así, Poncia, cuando describe los segadores a las muchachas se refiere a ellos ¡Cómo árboles quemados! (línea 17); en el mismo parlamento, se refiere a uno de ellos que era delgado, apretado como una gavilla de trigo. (línea 22).

TIPO DE TEXTO.
(Ámbito de uso) En cuanto al ámbito de uso, el texto es un fragmento de una obra literaria. En cuanto al género, la podemos considerar un drama, como el propio Lorca la denomina, aunque presenta muchas concomitancias con las tragedias Yerma y Bodas de sangre.
Aunque se trata de una obra literaria con una gran calidad estética, tanto por el lenguaje, como por el conflicto planteado, esto no impide que pueda ser disfrutada por cualquier tipo de público, unas de las características del proyecto lorquiano de recuperar la tragedia.
(Tipo de discurso) Se trata de un fragmento de una obra de teatro. Es un diálogo teatral formado con los parlamentos de cada uno de los personajes (cada intervención está precedida del nombre del personaje que habla) y las acotaciones –para marcar las salidas/entradas y dividir los actos en escenas, para describir el comportamiento, la actitud de los personajes. La acción se mueve por lo que dicen y hacen los personajes.

VALORACIÓN DEL CONTENIDO Y DE LA FORMA DEL TEXTO, ASÍ COMO DE SU REPRESENTATIVIDAD EN LA HISTORIA DE LA LITERATURA Y DE SU RELEVANCIA EN LA TRAYECTORIA DEL AUTOR.
El acierto de Lorca en esta escena del segundo acto es pleno. Con ella pone de manifiesto varios temas en muy poco tiempo, con lo cual la eficacia es total. Ya se ha comentado la diferencia entre hombres y mujeres; en concreto, en cuanto a su sexualidad. A través de las coplas de los segadores, que hacen suyas las hermanas, sobre todo Adela, Lorca logra expresar de manera sutil el ansia de libertad y amor de las hermanas. Y sale a relucir el conflicto latente: el amor de todas ellas al mismo hombre, Pepe el Romano. Además, el papel de Martirio, que representa los celos en el amor y el afán de atormentar, vigilar a Adela, vuelve a salir en este pasaje.
Otro aspecto de gran eficacia dramática son las coplas que entona el coro de segadores: se contrapone el mundo de la luz, de la alegría de los hombres, que con sus cánticos reclaman el ansia de amar, en contraposición al mismo anhelo expresado por las mujeres a las que se niega la expresión de su sexualidad. Los segadores expresan ese deseo de amar a plena luz del día; las mujeres, las hermanas se encuentran enclaustradas.
Tal vez el asunto más polémico sea la justificación del comportamiento que Poncia hace de los hombres, a los que perdona todo. Puede pretender poner de manifiesto la distinta sexualidad de unos y otras. Ella misma llegó a animar a su hijo a que tuviera esas experiencias con prostitutas. Lo que resulta más sorprendente es que esa defensa la realice una mujer. En este sentido, Poncia representa los principios conservadores que rigen el comportamiento aceptable de los hombres, no solo por la justificación de esos usos, sino que, en su papel de tentadora de la concupiscencia de las muchachas, por la descripción que efectúa de los segadores, está incitándolas implícitamente a que deseen a esos hombres tal y como son. Estos planteamientos son bastante exagerados.
En cuanto a la forma, se ha de resaltar la maestría de Lorca. Utilizando un estilo sobrio, de frase corta, con palabras sencillas, próximas a la realidad rural de Andalucía y de toda España, consigue, sin embargo, imprimir a su discurso una liricidad poética que presenta la desnudez emocional de los personajes de manera magistral.
Es una pena que la vida del autor se viera truncada por su asesinato en 1936, cuando el escritor estaba en plena madurez creativa. La casa de Bernarda Alba es su última obra, su mejor obra dramática. No es difícil especular que de haber seguido viviendo y evolucionando, nos hubiera seguido ofreciendo obras que hubieran engrandecido la literatura española, pues no en vano, el autor, era un ser inquieto y deseoso de evolucionar y emprender nuevos proyectos. No hay que olvidar que dentro del panorama teatral español de principios del siglo XX era, junto a Valle-Inclán, el autor con más relevancia artística.

CONTEXTUALIZACIÓN DEL FRAGMENTO EN LA ÉPOCA Y EN EL MOVIMIENTO AL QUE PERTENECE EL AUTOR Y SU OBRA.

El alumno deberá comentar y desarrollar los siguientes aspectos:
a) Breve caracterización de la época y movimiento literario a que pertenece.
b) Lugar que ocupa la obra en el género y en la trayectoria del autor.

Lorca es un escritor perteneciente a la Generación del 27. Nace en 1898 y muere en 1936.
Lorca, en su madurez, vive la Dictadura de Primo de Rivera, años en los que, para imponer el orden social, los militares, con el beneplácito de Alfonso XIII, toman el poder. Sin embargo, su éxito como gobernantes se reduce a controlar militarmente el Norte de África. El fracaso de Primo de Rivera se produce cuando el rey se va de España y se proclama la Segunda República, desde 1932 a 1936. En los primeros años se acometieron grandes reformas sociales que no continuaron en los años siguientes (Bienio Negro) por la presión de los conservadores y la desunión de los grupos liberales. Cuando el Frente Popular gana las elecciones de 1936, hay una separación absoluta entre la España conservadora y la liberal. En este clima hay un golpe militar encabezado por las tropas africanas del general Franco. En estos primeros momentos del estallido bélico, cuando Lorca había buscado refugio en casa de los Rosales, familia de poetas con buenos contactos entre los falangistas, en su Granada natal, es arrestado y fusilado por sus ideas liberales y por apoyar la República.
Desde el punto de vista literario, Lorca es uno de los escritores más polifacéticos de la Generación del 27, integrada por Alberti, Luis Cernuda, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Gerardo Diego… Se trata de un grupo de poetas que a lo largo de su vida fue pasando por distintas etapas. Desde una primera de Poesía pura, muy influidos por los movimientos de vanguardia del momento: Ultraísmo, Creacionismo, Futurismo… Durante estos años, hasta 1927, nos encontramos con una poesía que persigue el ideal poético defendido por Juan Ramón Jiménez; es decir, una poesía despojada de lo anecdótico, de los propios sentimientos del poeta, buscando la belleza y la perfección a través de la palabra. A partir de esa fecha, hay un cambio en su quehacer poético volviendo a una escritura que refleja sus emociones y sus problemas. Este paso estuvo condicionado por la realidad social problemática de la época y por su contacto con el surrealismo. En 1936, con el estallido de la Guerra Civil, podemos considerar roto el grupo, pues, dependiendo de sus posturas ideológicas, se van a aliar con uno u otro bando.
Lorca, como escritor, fue poeta –Romancero gitano, Poeta en Nueva York…- y autor teatral. Esta inclinación por el teatro viene desde su infancia. Comienza a escribir desde muy joven y su teatro va evolucionando a medida que cambia como persona –viaje a EEUU- y también por la influencia de las propuestas teatrales de su momento –además, también condicionado por la aceptación o no de las obras que pone en escena. Su producción la podemos situar en tres etapas.
La inicial comprendería las primeras obras: “El maleficio de la mariposa”-obra que no fue entendida por el público-, “María Pineda”-su primer éxito; y algunas farsas para guiñol: “Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita” y “Retablillo de don Cristóbal”. Las primeras obras están muy influidas por el teatro modernista y por los movimientos de vanguardia.
La segunda etapa son sus obras surrealistas, que surgen después de su viaje a Norteamérica, y que están escritas con el propósito de renovar el teatro. Las dos obras de este momento son “Así que pasen cinco años” y “El público”.
La tercera etapa estaría marcada por el objetivo que se propuso Lorca de recuperar la tragedia, como subgénero dramático. Las dos primeras obras de esta segunda empresa, -Lorca habló en numerosas ocasiones de una trilogía de tragedias- son “Bodas de sangre” y “Yerma”. La tercera y última –aunque estrenada después de la muerte del autor en 1946-, es “La casa de Bernarda Alba”, cuyo género los críticos sitúan entre drama y tragedia. Las concomitancias entre las tres obras son muy evidentes: ambientación rural en Andalucía, las protagonistas son mujeres…
COMENTARIO DE LA ESTRUCTURA EXTERNA E INTERNA DE LA OBRA Y LOCALIZACIÓN DEL FRAGMENTO EN LA OBRA.
El alumno deberá comentar la organización global de la obra, señalando las partes de que consta, y explicando el sentido y relevancia de cada una de estas partes.
También, los hechos más importantes anteriores y posteriores a lo desarrollado en el fragmento que se analiza.
La casa de Bernarda Alba consta de tres actos con una única acción. La organización de la acción es la tradicional de planteamiento, nudo y desenlace, correspondiendo cada una de estas partes a los tres actos.
El primer acto sirve de presentación del lugar donde va a transcurrir la acción: la casa limpia, blanca, silenciosa de unos labradores acomodados. El espectador sabe en qué momento del año sucede la acción: al principio del verano, en los días más calurosos. También conocemos a los personajes; así, por ejemplo, sabemos cómo Bernarda es una mujer de mal genio, autoritaria y odiada por todo el pueblo, por lo que dicen Poncia y la criada estando solas en casa del ama mientras se celebra el funeral por la muerte del marido. Y se plantea el inicio de la acción. La muerte del marido de Bernarda es el origen de bastantes conflictos en la familia: un luto riguroso para las hijas que son jóvenes y no podrán salir de casa y el desigual reparto de la herencia que deja muy rica a la mayor, Angustias, en contraposición al resto de hermanas, que no reciben nada, pues aquélla era hija de un anterior marido de Bernarda. Esta herencia va a ser el desencadenante de la acción al solicitar a Angustias, ahora rica, Pepe el Romano, un guapo mozo de 25 años por el que se van a sentir atraídas las hermanas.
El segundo acto correspondería al nudo o desarrollo del conflicto planteado en el anterior acto. Ha pasado un tiempo y la boda de Angustias y Pepe ya está acordada. En este tiempo han surgido los celos y envidias entre las hermanas: la que se va a casar no soporta a ninguna de sus hermanastras; y, principalmente, la rivalidad entre Martirio y Adela, la más joven que se ha convertido en la amante de Pepe. La única que ve lo que está sucediendo en casa y el problema que se ha planteado es la criada y María Josefa, la abuela loca. Poncia intenta que su ama se percate del conflicto existente, pero no es lo suficientemente perspicaz para atajar los males que se ciernen sobre la familia.
En el tercer acto se prolonga el conflicto. Bernarda sigue sin alarmarse, aunque ya ha podido ver algún detalle que es preocupante. Por ejemplo, el retrato de Pepe le ha desaparecido a la novia y ha sido encontrado en la habitación de Martirio; Angustias se sincera con su madre y le cuenta que ve poco entusiasmado a Pepe… Y rápidamente se resuelve trágicamente el conflicto planteado. Cuando Bernarda cree tener controlada la familia, en una noche serena, cuando piensa que todos duermen, Martirio descubre a Adela con Pepe y da la voz de alarma despertando a todas, incluida a su madre que dispara a Pepe. Al creer que éste ha muerto, Adela se suicida.
Las tres partes muestran una clara coherencia interna por la aparición de una serie de elementos que se repiten a lo largo de la obra. Veamos algunos de ellos. En los tres actos, los personajes visten de luto, excepto María Josefa, la abuela, que viste de novia. Los mensajes de ésta son redundantes en cada una de sus apariciones cuando les dice a las nietas que ninguna se casará y expresa las ansias de libertad al querer ir a la mar. Todos los actos comienzan haciendo referencia a las paredes blancas de la casa: I, Habitación blanquísima del interior de la casa…; II, Habitación blanca del interior… III, Cuatro paredes blancas…Y para terminar podemos resaltar cómo la primera y la última intervención de Bernarda en la obra se realiza con la misma palabra: ¡Silencio!
El texto propuesto se sitúa al comienzo del segundo acto. Las hermanas ya saben que Angustias se va a casar con Pepe, que ha pedido su mano al final del primer acto. En el comienzo del segundo acto, todas las hermanas están contentas con la boda, excepto Adela, quien finge tener sueño para no coser el traje de boda de su hermana. Angustias sospecha que Adela mantiene una relación paralela con su novio y se lo cuenta a las demás. La Poncia, tras hablar con Adela, confirma las suposiciones: Adela está enamorada de Pepe el Romano.
3 TEMA O TEMAS DEL FRAGMENTO EN RELACIÓN CON LOS TEMAS DE LA OBRA.
El alumno deberá comentar y explicar los temas que aparecen en el fragmento y relacionarlos con los temas que vertebran la obra.
El tema más importante de la obra, y que está presente permanentemente, es el ansia de libertad, representado especialmente en el personaje de Adela: “…quién pudiera salir también a los campos!”; Me gustaría segar para ir y venir, línea 34, y su contrario que es la represión y control por parte de una autoridad representada de múltiples maneras, aunque el personaje que encarna esta función es su madre, Bernarda. En este fragmento, la madre no aparece, pero Adela, junto a sus hermanas está encerrada en casa –cárcel, convento- faltas de la libertad que se ejerce en poder salir a la calle, pasear, ir y venir y proclamar en voz alta el deseo de amar, como lo hace el coro de segadores. Este tema, el conflicto entre el principio de autoridad y el principio de la libertad individual, es el que vertebra la obra dramática de Lorca.
Otro tema es la diferencia social en una comunidad tan pequeña como es un pueblo: cada miembro del grupo, según su clase social, determinada por la posesión de tierras y dinero, tiene asignadas unas tareas; así lo reconocen Magdalena, una de las hermanas más sumisas, y Martirio:
Magdalena: (Sentándose) ¡Cada clase tiene que hacer lo suyo!
Martirio: (Sentándose) ¡Así es!
Esta conciencia de distinción es en parte una fuente de conflicto entre la familia y las criadas y los propios vecinos. Bernarda no quiere que los demás sepan lo que pasa en su casa: oculta a la abuela y ocultará la verdadera causa de la muerte de Adela. Pero también es fuente de conflicto en las propias hermanas al ver mermadas sus posibilidades de relacionarse con los hombres de su entorno y estar destinadas a una soltería que en muchos casos no es deseada, pues hasta la misma Amelia tuvo su pretendiente, que la madre despidió sin contemplaciones por no tener el pedigrí social acorde al de la familia.
El amor y las ansias de amar, muy bien explotadas por Poncia, que describe a los segadores eróticamente, están presentes en los personajes, especialmente en Adela, pero también, a su manera, en Martirio y, por supuesto, en los segadores.
Otro tema presente en el texto es la represión de la mujer con respecto al hombre, la distinta manera de juzgar el comportamiento de unos y otros, sobre todo en materia sexual. Mientras Poncia, en este caso del lado de la autoridad social establecida, justifica el comportamiento de los hombres, las hermanas lo creen una injusticia:
Adela: ¡Pero es posible!
La Poncia: Hace años vino otra de éstas y yo misma di dinero a mi hijo mayor para que fuera. Los hombres necesitan estas cosas.
Adela: Se les perdona todo.
Amelia: Nacer mujer es el mayor castigo.
Magdalena: Y ni nuestros ojos siquiera nos pertenecen.
También aparece el tema del odio y la envidia entre hermanas: entre Martirio y Adela:
Adela: Me gustaría segar para ir y venir. Así se olvida lo que nos muerde.
Martirio: ¿Qué tienes tú que olvidar?
Adela: Cada una sabe sus cosas.
Martirio: (Profunda.) ¡Cada una!

ANÁLISIS Y COMENTARIO DE LOS PERSONAJES DEL FRAGMENTO Y SU FUNCIONALIDAD EN LA OBRA.
El alumno deberá comentar y desarrollar los siguientes aspectos solo del fragmento propuesto de la obra:
a) Caracterización de los personajes.
b) Relación entre los personajes del fragmento y del papel que juegan en la obra.

Analizamos los personajes en orden a la importancia en la obra. Bernarda no aparece, pero la caracterizamos brevemente al final, al igual que el papel de Angustias.
ADELA. Es la hija menor de Bernarda. Se rebela contra el principio de autoridad. Su papel dramático es luchar contra esas normas o principios intentando ejercer su libertad: no solo no respetando el compromiso de su hermana Angustias con Pepe el Romano, sino rebelándose contra otras órdenes de su madre. En el fragmento Adela muestra sus ansias de libertad (¡Ay, quién pudiera salir también a los campos!, en la línea 6) y deseo amoroso (Adela: cada una sabe sus cosas, en la línea 47), de no someterse a nadie, de no respetar las normas sociales ni familiares, todo lo cual la llevará a la muerte.
LA PONCIA. Su papel dramático es múltiple. Es la criada de toda la vida. Sirve de contacto entre el exterior y la casa donde están encerradas las mujeres. Intenta abrir los ojos a Bernarda para que descubra el conflicto que se está generando. Parece que a veces se va a enfrentar a ella (las dos tienen una edad parecida), pero, en el último momento, se calla por interés: sus hijos también trabajan para Bernarda. Es tentadora de la concupiscencia de las hermanas, como se puede apreciar en el texto (La Poncia: No hay alegría como la de los campos en esta época. Ayer de mañana llegaron los segadores. Cuarenta o cincuenta buenos mozos, en la línea 13). Pero, por otra parte, intenta que impere el sentido común y la decencia, por eso les pide que se comporten y observen a los segadores con cautela.

MARTIRIO. Un tema fundamental es el amor. Como un aspecto de éste, el papel dramático de esta hermana es representar los celos, no de Angustias, la novia, sino de Adela, la amante de Pepe. Desde el punto de vista físico es la imagen opuesta a Adela, que es guapa; ella no es muy bien parecida y además tiene joroba. Se convierte en una sombra de su hermana, situación que es muy desesperante y que terminará levantando un muro de odio entre ellas, como se puede apreciar a partir de la línea 46:
Martirio: ¿Qué tienes tú que olvidar?
Adela: Cada una sabe sus cosas.
Martirio: (Profunda.) ¡Cada una!
La Poncia: ¡Callar! ¡Callar!

MAGDALENA: no desempeña un papel dramático tan relevante. Es la única que lloró cuando su padre murió; estaba bastante unida a él. En el fragmento muestra la conformidad con su condición de mujer sometida: Magdalena: (Sentándose) ¡Cada clase tiene que hacer lo suyo! (Línea 8)
En cambio, AMELIA, la otra hermana con un papel menor, se queja del sometimiento de las mujeres: Nacer mujer es el mayor castigo, en la línea 31.
EL CORO DE SEGADORES. La presencia del coro en esta obra es menor que en las otras dos tragedias. Representan la sensualidad y la libertad sexual y de movimiento, lo contrario al grupo de hermanas encerradas. Su intervención se realiza en verso.
Comentarios sobre los personajes que no aparecen en el fragmento:
PEPE EL ROMANO. No aparece como personaje dramático, ya que nunca sale en escena; no obstante, sus encuentros con Angustias y con Adela determinan la conducta y el desarrollo dramático en la obra. Tan solo aparece en escena a través de un retrato que de él tiene la novia, Angustias.
ANGUSTIAS. Es hija de Bernarda y de un marido anterior, que acaba de fallecer al comienzo de la obra. Esta circunstancia la convierte en una rica heredera y, por tanto, en un partido apetecible para los hombres, que aprovechará Pepe el Romano siendo el primero en solicitar su mano. Este es el motivo por el que se despierta el conflicto dramático. Para defender su causa, se pone al lado del orden establecido y de la moral aceptada, no porque crea en ella, sino para defender sus derechos. En parte, su postura dramática no es conflictiva, aunque represente el orden y defienda la represión cuando éste se altere. El desenlace trágico viene condicionado por la reacción desmesurada de Martirio y Adela ante el conflicto. Si ambas hermanas hubieran sido más comedidas, probablemente la secuencia natural de los acontecimientos hubiera sido otro, tal y como Poncia presentó a Adela cuando le pidió paciencia para esperar la más que probable muerte de Angustias en el primer parto y, a continuación, ella ocupar el lugar de su hermana.
Los demás personajes desempeñan un papel menor, pero no menos interesante. María Josefa, es la abuela con demencia senil, a la que se encierra como si no existiera; sin embargo, es la que dice la verdad y la que, identificada con Adela, busca el amor sincero. Es la voz que representa paradójicamente la locura cuerda. Magdalena y Amelia, aún pasan más desapercibidas, aunque Amelia, simboliza el temor ilógico hacia los hombres.
[BERNARDA. Es una madre que impone un luto riguroso a sus hijas. Es autoritaria no solo para ellas, sino también para las criadas. Es orgullosa. Se cree que pertenece a una clase social más alta que sus vecinos, por eso el trato con ellos es casi nulo e impide que sus hijas se casen con los jóvenes de la localidad. El papel dramático que desempeña Bernarda es el de autoridad ideológica, social y familiar. Impide el disfrute de la libertad individual, de la alegría y del amor. Es conservadora y represora de la libertad de la mujer que debe someterse al marido.]


5. Técnica dramática de la obra y aplicación razonada de sus elementos al texto. (Tratamiento del espacio y el tiempo, acotaciones, el empleo del diálogo, los apartes, los monólogos…)
Comparando la construcción de esta obra con las dos tragedias anteriores se observa una mayor sencillez en cuanto al empleo de recursos. Se ha eliminado la presencia de elementos folklóricos como danza, música… En La casa de Bernarda Alba, tan solo aparece algún retazo de esos elementos, como son las coplas que canta el coro de segadores, que aparece en la escena que se comenta.
Las acotaciones de la obra son muy breves, descriptivas y a veces son igual de poéticas que algunos diálogos: Todas oyen en un silencio traspasado por el sol, l.31. Con ellas Lorca intenta crear un ambiente o atmósfera apropiada a los contenidos desarrollados: Se oyen unos campanillos lejanos, como a través de varios muros en la l.1… Además, en las acotaciones se marcan las entradas o salidas de los personajes: Se van las tres…; o las posturas, movimientos, actitudes que han de adoptar los actores: con nostalgia, línea 45.
El tratamiento del tiempo en algunos aspectos es preciso; en otros, no: por ejemplo, el tiempo transcurrido entre un acto y otro. De todas maneras, el tiempo externo en el que se enmarca la obra corresponde a un verano.
 En el fragmento, hay una precisión absoluta. Por la información proporcionada por los personajes sabemos con exactitud la referencia temporal, Poncia: Hace un minuto dieron las tres, línea 3. Por otras referencias contextuales se sabe que se trata del inicio del verano; los segadores encargados de recolectar llegaron el día antes. En el momento de la representación hace un calor insoportable: con este sol, línea 4. Esta escena corresponde al inicio del acto segundo de la obra.
El espacio representado es el de una habitación de una casa bien aislada del exterior: Se oyen unos campanillos lejanos, como a través de varios muros en la línea 1… En ella las hermanas cosen y bordan el ajuar de bodas. Pero tan importante como este espacio interior, es el espacio exterior no representado: la calle que arde de calor, por la que caminan los segadores hacia su trabajo. Esta polaridad de espacios adquiere un valor simbólico en la obra: fuera, en la calle está la libertad, la luz, el amor –de los segadores, de Pepe el Romano, que habla desde la calle; dentro, está el luto, la tristeza, la falta de libertad, los celos, el odio… Se habla de la casa como si fuera una cárcel, un convento.
Por último, los diálogos que intercambian los personajes son muy breves, secos, como si les costara hablar, como si las hermanas estuvieran sofocadas. Solo Poncia se extiende describiendo a los segadores y contando lo que hacen: línea 12 a la 15. Otra característica de los parlamentos es que poco a poco se van haciendo más poéticos. Los inicios de cada acto suelen construirse con un lenguaje realista que progresivamente va siendo más poético. En este fragmento, a pesar de estar al principio, vemos algunas muestras: El que la contrataba era un muchacho de ojos verdes, apretado como una gavilla de trigo, en las líneas 14 y 15, símil precioso para referirse al cuerpo del segador; Así se olvida lo que nos muerde en las líneas 33 y 34; [Segadores] como árboles quemados, línea 12.

6. COMENTA Y EXPLICA EL USO DEL LENGUAJE QUE CONFIGURA EL ESTILO DEL FRAGMENTO EN RELACIÓN CON LA OBRA. (Comentario y desarrollo de los siguientes aspectos: Concepción del autor sobre el género literario empleado y lenguaje que configura el estilo de la obra. Quedan excluidos los contemplados en la pregunta referida a la técnica).
Lorca es fundamentalmente un poeta y esta faceta se manifiesta no solo en su producción lírica, (Romancero gitano, Poeta en Nueva York), sino también en su teatro. [El contacto con este género viene desde que Lorca era un niño cuando compuso sus primeras obras. Y este contacto fue continuo a lo largo de su vida, experimentando múltiples expresiones y pasando por distintas etapas, desde sus inicios en el teatro modernista, a continuación, las apuestas experimentales de Así que pasen cinco años o El público, hasta llegar en 1934 a su último proyecto de recuperar para el teatro español la tragedia, un género en el que no ha habido obras de mérito]. Centrándonos en esta empresa, Lorca habló de la composición de una trilogía, de la que nos han llegado dos: Bodas de sangre y Yerma. La obra que nos ocupa la llama Lorca drama, pero las semejanzas con las anteriores son innegables; incluso, nos atreveríamos a afirmar que en muchos aspectos supera a las dos anteriores y supone un proceso de depuración que otorga a la obra un mérito literario superior.
Las características del teatro lorquiano, una vez superada la etapa surrealista, son:
-La búsqueda del espectáculo total, en el que se combinan verso y prosa, elementos cultos y folclóricos, música y plástica, todo ello al servicio de la expresión de los sentimientos humanos. Aunque en La casa de Bernarda Alba se han reducido considerablemente la presencia de estas manifestaciones artísticas, en el fragmento podemos ver la música reflejada en esas coplas que cantan los segadores y repiten las hermanas, a partir de la línea 34.
-Sus obras finales se desarrollan en el medio rural andaluz con sus tradiciones (En el fragmento observamos la llegada de los segadores cuando va a comenzar la recolección). Los elementos de esa realidad están cargados de símbolos: [el agua, la vida; la sed, el deseo; el olivar, el encuentro de enamorados; el mar, la libertad; la luna, la fertilidad, pero, también, la muerte].
- [Acercamiento a un receptor popular. Esta concepción popular de la obra literaria probablemente tuvo que ver con su experiencia de llevar el teatro clásico a los pueblos, en su etapa de director de la compañía universitaria La Barraca].
- [Las protagonistas son mujeres a las que se impide desarrollar sus sentimientos esenciales, como son el amor (Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba) o la maternidad (Yerma). En estas obras, la humanidad femenina está presentada con tal intensidad que se convierte en modelo universal. Los distintos desenlaces vitales (el amor arrebatado, la esterilidad, la rigidez materna...) serán el contexto dramático en el que la mujer se erige en símbolo de una parte de la realidad de su tiempo].
- Y, por último, un lenguaje sencillo, directo, pero dotado de incomparable aliento poético, que se manifiesta a través de diálogos cuajados de imágenes, símbolos y metáforas de extraordinaria plasticidad. Como el contraste de la luz cegadora de un día de verano, a las tres de la tarde -línea 4-, en contraste con la oscuridad del interior y de los vestidos negros de las chicas impuestos por el riguroso luto.
Centrándonos en esta última cuestión, diremos que el teatro de Lorca es siempre poético, aun cuando pueda parecer lo contrario, como en La casa de Bernarda Alba. Esta obra está compuesta en prosa, con excepción de las coplas del coro de segadores que cantan expresando su amor, como ya hemos mencionado anteriormente; también, en otras partes de la obra, las coplas de la abuela y los rezos por los difuntos, que están escritas en verso. Pero el suyo no es teatro poético a la manera de los modernistas, no es poesía en el teatro, sino un concepto poético de lo que es el teatro. Para que el drama sea poético no hace falta que la obra esté escrita en versos; [a este propósito, el propio Lorca decía: "El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera". Y esto es lo que hacen los personajes, pero en prosa. También afirmaba: "El teatro necesita que los personajes lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre".] Es una descripción perfecta de esta obra.
En cada acto hay un comienzo realista que se efectúa empleando un lenguaje muy natural y cotidiano, pero este lenguaje realista, que se puede observar también en el texto en las primeras intervenciones de los personajes, en las líneas 1 a la 15, se abandona después para convertirse en un lenguaje cargado de valores poéticos. Ese cambio es lento y gradual en el primer acto, más rápido en el segundo, y muy rápido en el tercero, donde el lenguaje realista se abandona casi desde el principio.
El lenguaje realista es aquel que no tiene más de un plano, donde las palabras no significan más que lo que dicen. El lenguaje poético tendrá dobles o aún múltiples significados. Los enunciados claramente poéticos están insertos en ocasiones en diálogos realistas; incluso, en las acotaciones, que amplían el valor descriptivo o preceptivo: “Se oyen unos campanillos lejanos, como a través de varios muros”, encontramos en la primera acotación. La expresión “varios muros” informa de aislamiento, de amortiguación de todo lo exterior. Es una información referida no solo al espacio teatral, sino a la misma condición de las mujeres que están aisladas.
Otro ejemplo de este lenguaje poético enriquecido con significaciones múltiples lo podemos apreciar en la descripción efectuada por La Poncia de los segadores: ¡Cómo árboles quemados!, en la línea 17, resaltado el color obscuro de su piel y su fortaleza. O, un poco más adelante, en la línea 22: un muchacho de ojos verdes, apretado como una gavilla, resaltando la estrechez de su cintura. Por otra parte, en estos ejemplos se puede observar las referencias a palabras concretas cercanas al conocimiento y uso de un receptor popular, otra de las características de su teatro.
Estas expresiones, casi todas metáforas, son abundantes en el texto: “Un silencio traspasado por el sol”, en la línea 40; “siegan entre llamaradas”, en la 43; “Así se olvida lo que nos muerde”, en la línea 44.
En la obra se utilizan muchos símbolos que no tienen un valor extrínseco a la obra y funcionan como símbolos sólo en virtud del lenguaje. Unos de los símbolos es el color verde, que significa la rebeldía en Lorca. En el fragmento, el chico que contrata a la mujer tiene los ojos verdes. Verde es el vestido que luce Adela rompiendo el luto; ella es la única de las hijas que se rebela contra su madre. Por otra parte, como se ha comentado al analizar la técnica dramática, la propia configuración del espacio escénico es simbólica: el exterior simboliza la libertad; el interior, la represión física y emocional.
[Otros símbolos presentes en la obra. Símbolos relacionados con el agua: la sed, como referencia al deseo sexual; el sofoco -el deseo- causado por el calor de fuera, por eso, Bernarda quiere cerrar ventanas para que no entre el calor; Adela y Martirio tienen sed; el caballo, cuando cocea, tiene sed; el pueblo no tiene ríos (igual a vida), pero sí, pozos (oscuros símbolos de muerte); se contrastan las referencias al agua estancada (envenenada) de los pozos, con el agua limpia e infinita del mar (a donde desea ir María Josefa.) El contraste entre el blanco y el negro también se utilizan como símbolos: el blanco para lo positivo, en general (la vida, la libertad, la sexualidad), mientras que lo negro se refiere a la muerte (Adela muere de noche) y al fanatismo religioso (luto). Y el bastón como símbolo del poder tiránico de Bernarda; cuando Adela lo rompe acaba la tiranía. También, el bastón como símbolo de la ceguera de Bernarda].

COMENTARIO DE LOS RECURSOS LITERARIOS MÁS SIGNIFICATIVOS DEL TEXTO.
El fragmento que se comenta pertenece al comienzo del segundo acto. Se ha dicho que el estilo lorquiano es fundamentalmente poético, a pesar de ser un texto dramático. La presencia del lenguaje poético cobra más protagonismo a medida que avanza la obra. Veamos algunos recursos literarios que consiguen imprimir al texto este estilo poético. Señalamos en primer lugar la presencia de varios símiles.
En la línea 1 encontramos el siguiente: Se oyen unos campanillos lejanos, como a través de varios muros. Los sonidos que llegan del exterior, los pequeños cencerros de los segadores, llegan amortiguados, casi extinguidos. La imagen de un recinto con varias paredes produce la sensación de encierro claustral. Todo eso se convierte en símbolo. Los sonidos de las campanillas y el cántico de los segadores representan el deseo amoroso. Este sentimiento está encerrado en las hijas, pero no muerto. Poco a poco ese cántico/deseo va a pasar por su casa y ellas se van a asomar a las ventanas a buscarlo (a ver a los segadores).
Los otros dos símiles los utiliza La Poncia para caracterizar, prosopografía, a los segadores. En la línea 17, para resaltar su cuerpo moreno, utiliza la siguiente imagen: ¡Cómo árboles quemados! Una frase exclamativa, con la que se resalta su color y la fortaleza de los hombres. Y, a continuación, para describir la estrechez de la cintura de uno de los segadores, vuelve a repetir Poncia el mismo recurso en la línea 22: un muchacho, apretado como una gavilla de trigo. Con ella se resalta la forma de la cintura, y también el color dorado del abdomen del segador al compararlo con un manojo de matas de trigo.
Las comparaciones o símiles se utilizan sobe todo en la descripción, algo que se puede observar en el texto: descripción de los cánticos y los segadores.
Las metáforas que encontramos cumplen una función parecida, utilizándose sobre todo en fragmentos descriptivos. En la línea 43, dice Martirio refiriéndose a los segadores: Siegan entre llamaradas (término metafórico). Para los ojos de una chica, que no recibe casi la luz del sol, el trabajo de recolección de los segadores le parece una acción sobrehumana (también hipérbole) por el calor con el que trabajan (término real). Ese calor es tan intenso que el aire parece fuego.
Sin embargo, a pesar de la dureza de la recolección de la mies, Adela envidia a los segadores por su libertad para ir y venir (antítesis de la línea 44), que es lo contrario al enclaustramiento en el que viven. Esa libertad de movimiento serviría, por lo menos, para olvidar lo que nos muerde (término metafórico) de la metáfora de la línea 44, cuyo significado real es el sufrimiento con el que convive la menor de las hermanas. A esta altura de la obra, sabemos que ese dolor es consecuencia de la relación amorosa imposible con Pepe el Romano.
Otro tropo lo encontramos en las coplas de los segadores, cuando en la línea 38 cantan: los segadores se llevan los corazones de las muchachas que miran. Lo que se llevan es su amor. Se utiliza este órgano al relacionar el sentimiento amoroso con el corazón. Por tanto, una relación de contigüidad que es la base de la metonimia. Con menor valor poético encontramos, en este caso lo que podemos considerar una sinécdoque, en la línea 33: en busca de espigas. Se toma la parte, lo más valioso, la espiga donde están los granos, por el todo, que sería toda la planta (caña y espiga).


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Sinopsis

El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso.

El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. 


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